Es muy frecuente que al atender a los pacientes en nuestras consultas, éstos nos comenten que su médico de cabecera los ha derivado porque tiene “principio de reuma”, “reuma a la sangre” o que “mi padre tuvo reuma desde joven”. Conviene aclarar que el término “reuma” es un concepto muy antiguo, de la época de Hipócrates, uno de los padres de la Medicina, y significa “flujo de un humor”. Era utilizado en la antigüedad para explicar la inflamación y el dolor.

El término se ha mantenido hasta nuestros días para explicar cualquier dolencia relacionada con dolor e inflamación en las articulaciones y músculos, quizá porque las enfermedades reumáticas eran grandes desconocidas hasta hace relativamente poco, y todas se metían en el mismo saco. Sin embargo, este concepto no existe en los libros de Medicina, es decir, que no hay ninguna enfermedad del aparato locomotor que se designe como “reuma”. Afortunadamente, el estudio de estas enfermedades ha avanzado y avanza a grandes pasos, y hoy en día podemos diferenciar entre distintos subtipos.

ArtritisAnte esta aclaración, puede que muchos pacientes se pregunten en primer lugar “y si no tengo reuma ¿qué es lo que tengo?”. Posiblemente una enfermedad del aparato locomotor, que habrá que estudiar y etiquetar. La segunda duda suele ser “¿a qué especialista debo acudir?”. Procuraremos aclarar estos puntos a continuación.

Lo primero de todo es definir “enfermedad reumática”, que es el término correcto en lugar de “reuma”. Este grupo de enfermedades hace referencia a alteraciones del aparato locomotor, que está formado por los huesos, las articulaciones, los músculos y los tendones y ligamentos. Existen diferentes causas por las que el aparato locomotor se puede alterar, dando lugar a más de un centenar de enfermedades reumáticas diferentes. Por ejemplo, el cartílago articular se puede desgastar, principalmente en las articulaciones que soportan peso, produciendo la “artrosis” que suele predominar en gente de más edad. En otro grupo de enfermedades, suele predominar la hinchazón y la rigidez de las articulaciones, generalmente por desórdenes en la inmunidad, produciéndose la “artritis”, que puede afectar a cualquier edad, incluso a niños, y que a veces puede afectar a otros órganos diferentes a las articulaciones.

Por lo tanto, hay que desterrar la idea de que “artrosis” y “artritis” son términos equivalentes y de que las enfermedades reumáticas suelen afectar a gente mayor, ya que como hemos comentado pueden afectar incluso a niños.

Entonces, ante la sospecha de una enfermedad reumática ¿a quién se debe acudir? El reumatólogo es el especialista en enfermedades médicas del aparato locomotor y por tanto el más preparado para diagnosticar y tratar las enfermedades de este tipo. ¿Y el traumatólogo? ¿No es el “especialista de huesos”?. Para simplificar diremos que el reumatólogo es el médico de las enfermedades del aparato locomotor, mientras el traumatólogo es el cirujano del aparato locomotor y se ocupa del tratamiento de lesiones traumáticas como los esguinces y fracturas, así como de la colocación de prótesis o de problemas que requieren cirugía ortopédica.

Los reumatólogos nos servimos de una detallada historia clínica y de la exploración para enfocar el problema y nos apoyamos en distintas pruebas (análisis, radiografías, etc…) para confirmar el diagnóstico. En muchos casos el paciente requerirá un seguimiento periódico por nuestra parte, mientras que en otras ocasiones podrá ser el médico de cabecera quien realice este seguimiento.

Así que, si debe acudir al reumatólogo, ya sabe que el diagnóstico nunca será “reuma”, porque el “reuma” no existe, sino que existen las enfermedades reumáticas.

Dra. Pilar del Río Martínez

Especialista en Reumatología

Secretaria de la SAR